Tugurio de Rivotorto en Asís

Cuna de la Orden Franciscana

   
   

 

"San Francisco se recogía con los suyos en un lugar cercano a la ciudad de Asís, llamado Rivotorto. Había allí una choza abandonada; en ella vivían los más valerosos despreciado- res de las grandes y lujosas viviendas, y a su resguardo se protegían de los aguaceros, pues, como decía el Santo: "antes se sube al cielo desde una choza que desde un palacio". Todos sus hijos y hermanos vivían en aquel lugar con su Padre, padeciendo mucho y careciendo de todo, privados muchísimas veces hasta del alivio de un bocado de pan, contentos con los nabos que mendigaban trabajosa- mente de un lado a otro por la llanura de Asís. Aquel lugar era tan exagerada- mente reducido, que malamente podían sentarse ni descansar. Con todo, no se oía por eso murmuración o queja alguna; antes bien, con ánimo sereno y espíritu gozoso, conservaban la paciencia". (Tomás de Celano, Vida Primera, 42)

 

Una choza junto a un riachuelo

Rivotorto es un riachuelo que nace por debajo del camino de Asís a Panzo, en la falda del Subasio, y desemboca en el Ose, catorce quilómetros más abajo. De los varios arroyos que surcan la llanura asisana es el único que merece ese nombre, por sus retorcidos meandros. A mitad del recorrido, en medio de la llanura, lo cruzaba mediante un puentecillo el antiguo camino de Asís hacia Cannara y Roma, que las inundaciones hacían a veces impracticable.

En ese cruce precisamente había un tugurio abandonado, tres paredes de piedra cubiertas de palos y ramas, tal vez refugio y lugar de descanso para campesinos y viandantes que a diario circulaban por allí. Su estado debía de ser lamentable, pues los biógrafos dicen que estaba completamente abandonado y olvidado de todos. Allí se refugió Francisco con sus primeros hermanos y allí permanecieron más de dos años, desde el 16 de abril de 1228 hasta una fecha incierta entre 1210 y principios de 1211, antes de la conversión de Santa Clara. Y ese fue el escenario de algunos episodios importantes, como la llegada de los once primeros compañeros de San Francisco, la redacción de la primera Regla, la reparación de la cercana iglesia de San Pedro de la Espina, fray "mosca", la visión del carro de fuego, el fraile que se moría de hambre por exceso de ayuno, el paso del emperador Otón camino de Roma, etc. 

Ver La Regla es el Evangelio.

Cuna de la Orden

Aunque se suele decir que la cuna de la Orden es Santa María de la Porciúncula, tal afirmación se basa en un error del biógrafo fray Tomás de Celano, que estaba convencido de que el Santo había vivido allí y había reparado la iglesia antes de tener compañeros. Por eso, al referirse a Francisco moribundo en el palacio del obispo, dice que pidió ser trasladado a Santa María, pues deseaba entregar su alma allí donde "como se ha dicho, conoció claramente por primera vez el camino de la verdad". Y en la segunda no duda en asegurar que en aquella iglesia "tuvo su origen la Orden de los hermanos menores y en ella, al crecer el número, como en cimiento firme, se levantó su noble edificio".

San Buenaventura, que depende en buena parte de Celano, escribe también que el santo amó con preferencia a Santa María , "pues aquí empezó humildemente, aquí progresó en la virtud y aquí terminó felizmente el curso de su vida". Y en otro momento dirá que "este es el lugar en que San Francisco, por inspiración divina, dió comienzo a la Orden de los hermanos menores". Y al referirse al traslado de Rivotorto a la Porciúncula, asegura que lo hizo "movido por la gracia divina, con el fin de que allí donde por los méritos de la Madre de Dios tuvo su origen la Orden de los Menores, recibiera también, con su auxilio, un renovado incremento".

Tales afirmaciones, sin embargo, caen por su propio peso, pues del análisis de los hechos contados por ellos mismos y por otros biógrafos y testimonios resulta que Francisco se empezó a interesar por la iglesia de Santa María cuando ya vivía en Rivotorto con sus primeros compañeros y que fueron estos los que empezaron a restaurarla. Dicha restauración, como resulta de un documento de la primera mitad del siglo XIII conservado en el Sacro Convento de Asís, debió de durar hasta el 2 de agosto de 1215, fecha de la nueva consagración de la Porciúncula.


Ermita para retiro de frailes santos (siglos XIII-XIV)

El tugurio, según una constante tradición y antiguos testimonios documentales, estaba en el lugar que hoy ocupa el convento, santuario y parroquia de San Francisco o Santa María de Rivotorto. Giotto, antes de 1304, lo representó en la basílica superior de Asís dividido en tres cuerpos, tal como se conserva ahora. Eso significa que el edificio actual ya existía a finales del siglo XIII, pero sería un error identificarlo con el tugurio primitivo habitado por Francisco y sus primeros compañeros. Al menos podemos asegurar que las dos habitaciones laterales (una cocina a la izquierda y un dormitorio a la derecha) fueron añadidas con posterioridad, pero no después del siglo XIII. Seguramente fue poco después de la canonización del Santo, cuando cada lugar habitado o visitado por él empezó a ser objeto de devoción y meta de peregrinos. Entonces el tugurio se convirtió en santuario y en ermita. Restos de una cerca de piedra en la esquina del edificio hacen suponer además la existencia de un huerto junto a la casa.

Una lápida con inscripción gótica de la primera mitad del siglo XIV recuerda que allí, "junto a Rivotorto", vivieron el Beato Gil de de Asís, que podría ser el tercer compañero de Francisco, o fray Gil de Capoccio, muerto en 1270, fray Conrado de Offida, que murió en 1306, y un cierto Nicolás de Sebenic, que no hay que confundir con San Nicolás Tavelic de Sebenico, martirizado en Jerusalén en el 1391. Antiguos cronistas del Sacro Convento de Asís aseguran que fr. Nicolás, en el año 1315, figuraba en los libros de administración como "vicario de Rivotorto", y a él le atribuyen la lápida conmemorativa, que dice así: "Aquí, junto al río sinuoso, el beato Gil de Asís y fr. Conrado de Offida Piceno descansaron en Dios muchas veces". Alguien, más tarde, añadió en el margen inferior, en letra más pequeña por falta de espacio: "Igualmente fr. Nicolás de Sebenic, dálmata". La inscripción apareció mientras se excavaban dentro del tugurio los cimientos para los pilares de la iglesia, entre 1597 y 1600.

En una carta del siglo XVII los frailes de la Porciúncula confirman que en el actual santuario, anteriormente, nunca había habido más de un fraile. Esa es la razón por la que el nombre de Rivotorto no aparece nunca entre los conventos franciscanos antes del siglo XVII. 


Capilla (1455) y después iglesia de Santa María de Rivotorto (s. XVII)

El eremitorio quedó abandonado por causa de las continuar guerras, que obligaron a la población asisana a refugiarse en las ciudades y castillos, hasta que el 12 de junio de 1455, el asisano fray Francisco Saccardino, o Saccardo, franciscano Conventual del Sacro Convento de Asís, obtuvo permiso del vicario general de la diócesis, D. Francisco Vitali, " para edificar una capilla, iglesia o majestad, con altar adecuado para celebrar la Misa, en el condado de Asís, en el paraje llamado Ponticelli (Puentecillo) de Rivotorto".. Se dice edificar, pero fue, en realidad, una restauración de la ermita y transformación del oratorio (la parte central) en una iglesia dedicada a Santa María. Los archivos notariales asisanos demuestran que los antepasados de Saccardo, aunque vivían en Asís, tenían propiedades en los alrededores del tugurio, almenos desde los tiempos de fray Conrado de Offida y de fr. Nicolás de Sebenic.

A Saccardo no le preocupaba tanto la vida eremítica cuanto la restauración y conservación de una reliquia del pasado, en trance de desaparecer, sobre todo después de las catastrófica destrucción de la ciudad de trece años antes. Esa misma preocupación la tendrá, 35 años después, el ministro general conventual fray Francisco Sansón de Brescia, al recomendar que "se mantenga la antigua devoción de Rivotorto". En 1508, el ministro general colocaba en el "convento" de Rivotorto a fray Antonio de Asís. Años más tarde, en 1586, el custodio del Sacro Convento, de quien dependía el lugar, decidió la rehabilitación de la capilla, que había quedado de nuevo abandonada. Pero fue el ministro general conventual fr. Felipe Gesualdi quien emprendió la tarea de construir una iglesia más grande que contuviera al santuario, animado tal vez por lo que se hacía entonces en la cercana Porciúncula. Junto a la iglesia se construyó un conventito de dos plantas, con seis celdas y las dependencias más necesarias. Cuatrocientos años después de San Francisco, Rivotorto volvía a ser habitado de nuevo por una comunidad de frailes.

En el año 1654, fray Miguel Ángel Catalano, futuro ministro general, empleó el rico patrimonio familiar heredado en 1647 en ampliar el convento añadiéndole un gran claustro. Una antigua planta de la iglesia, publicada en 1693 por Fr. Carlos Rainiero de Rimini demuestra que la iglesia no tenía otra función que la de proteger de la intemperie la humilde y preciosa reliquia franciscana, puesto que la capilla de Saccardo ocupaba el centro de la nave de la Iglesia, de planta cuadrada.

Un devastador terremoto arrasó iglesia y convento en 1854, pero la "majestad" o capilla, de la que algunas viejas fotos muestran su aspecto externo e interno, quedó intacta. Sobre ella, el P. Bernardo Tini levantó la iglesia actual, de estilo neogótico. En 1925-1926 se eliminó de las paredes el revestimiento que las cubría, dejando al descubierto los muros de piedra del primitivo tugurio y ermita. Hoy este santuario, tan importante para la historia franciscana, es uno de los menos visitados de Asís, a pesar de que los documentos y la tradición demuestran claramente que en este humilde lugar nació la Orden de los hermanos Menores y dió sus primeros pasos, en la mayor sencillez, humildad y pobreza.


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