Escritos de san Francisco de Asís

Exhortación a las damianitas - La verdadera alegría

   
   

 

1. Exhortación a las Damianitas o Clarisas

Oíd, pobrecillas por el Señor llamadas,
que de muchas partes y provincias estáis congregadas:
vivid siempre en verdad
para que en obediencia muráis.

No miréis la vida de fuera,
que la del espíritu es mejor.
Yo os ruego, por gran amor,
que tengáis discreción
de las limosnas que os da el Señor.

Las que están agravadas por enfermedad
y las demás que por ellas están fatigadas,
soportadlo todo en paz,
que muy cara venderéis esta fatiga,
pues cada una será coronada reina en el cielo
con la Virgen Marìa.


2. La verdadera alegría

El mismo (fr. Leonardo) relató también que un dìa el B. Francisco llamó a fray Leòn y le dijo: "Escribe, fray León". Y él respondió: "Estoy listo". "Escribe -le dijo- cuál es la verdadera alegría".
Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París entraron en la Orden. Escribe: no es verdadera alegría.

Y lo mismo de todos los prelados del otro lado de los Alpes, arzobispos y obispos; y lo mismo del rey de Francia y del rey de Inglaterra. Escribe: no es verdadera alegría.
Y que todos mis hermanos fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; y que tengo tanta gracia de Dios que curo a los enfermos y hago muchos milagros. Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría.

¿Cuál es, entonces, la verdadera alegría? Regreso de Perusa y llego aquí muy de noche y es invierno, con barro y mucho frío, hasta el punto que el agua congelada en el borde de la túnica me golpea las piernas y sangran las heridas. Y lleno de barro, con el frío y el hielo, llego a la puerta y, después de mucho aporrear y llamar, viene el fraile y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: Fray Francisco. Y él dice: "Vete, estas no son horas. No entrarás". Y al insistir de nuevo responde: "Vete, eres un simple y un ignorante; de ningún modo vendrás con nosotros; somos tantos y tales que no te necesitamos". Y yo sigo aún en la puerta y digo: "Por el amor de Dios, hospedadme esta noche". Y èl responde: "No lo haré. Ve al lugar (hospital) de los Crucíferos y pide allí".

Yo te digo que si tengo paciencia en esto y no me molesto, esa es la verdadera alegría y la verdadera virtud y salvación del alma.


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