Iglesia de San Damián

Lugar de la conversión de Francisco - Cuna de las Clarisas

   
   

 

"La primera obra que emprendió San Francisco al sentirse libre de la mano de su padre carnal fue la construcción de una casa al Señor; pero no pretende edificar una nueva: repara la antigua, remoza la vieja. No arranca el cimiento, sino que edifica sobre él, dejando siempre, sin advertirlo, tal prerrogativa para Cristo... Habiendo regresado al lugar donde, según se ha dicho, fue construida antiguamente la iglesia de San Damián, la restauró con sumo interés, en poco tiempo, ayudado por la gracia del Altísimo. Este es el lugar bendito y santo en el que felizmente nació la gloriosa Religión y la eminentísima Orden de señoras pobres y santas vírgenes por obra de San Francisco, unos seis años después de su conversión". (Tomás de Celano, Vida primera, 18).


Francisco, repara mi Iglesia

San Damián, a un kilómetro apenas de Asís, por debajo de Santa Clara, a mitad de la bajada hacia la llanura y rodeado de olivares, es uno de los lugares más sugestivos, importantes y llenos de recuerdos de los orígenes franciscanos. Fue aquí donde Cristo crucificado invitó a Francisco a "reparar la Iglesia, que amenaza ruina", al comienzo de su conversión. Aunque ahora el famoso crucifijo de San Damián, el más conocido y reproducido en nuestro tiempo, desde el siglo XIII se conserva en la Basílica de Santa Clara.
San Francisco tardó dos años en repara la iglesia (1206-1208), antes de irse a vivir con sus primeros compañeros al tugurio de Rivotorto (1208-1210). Hacia el otoño de 1211, unos meses después de su conversión, santa Clara de Asís y sus primeras compañeras -entre ellas su propia hermana, Santa Inés de Asís- se trasladaron a San Damián, y aquí fundaron el monasterio de Santa María de San Damián, el primero de la Orden de las Hermanas Clarisas.


Composición del Cántico del hermano Sol

Al volver del monte de la Verna, con los estigmas de la Pasión de Cristo en sus carnes, Francisco permaneció en San Damián casi dos meses, en la primavera de 1225, en espera de trasladarse a Rieti para una operación ocular. Sin embargo no pudo ver a Clara, pues ambos estaban entonces muy enfermos, y el santo residía fuera de la clausura, con los frailes que se ocupaban de las necesidades de las hermanas, en una habitación a la derecha de la entrada de la iglesia. Era, probablemente, la misma donde estuvo viviendo con messer Pedro, el cura de San Damián, después de su conversión. Fue allí fue donde compuso el famoso Cántico del Hermano Sol, o de las Criaturas, en medio de una gran tribulación por causa de sus enfermedades, y sin poder soportar la luz por una grave infección ocular.


Cuna de la Orden de las Clarisas

Al día siguiente de su muerte, el 4 de octubre de 1226, los restos mortales del Santo fueron trasladados a Asís, pasando por San Damián. así santa Clara y sus hermanas pudieron darle el último adiós y, de paso, fueron testigos del prodigio de los estigmas, que pudieron ver y besar, ya que, para la ocasión, se quitó la reja de la clausura, la misma que se conserva ahora, como reliquia, en el monasterio de Santa Clara.

La fundadora de las Clarisas vivió en San Damián 42 años. El lugar, por tanto, fue escenario de la mayor parte de su vida. Aquí rezó, sufrió, se mortificó, practicó la caridad con las hermanas, gozó de las visitas de San Francisco y de los papas Gregorio IX e Inocencio IV, que le aprobó la Regla y presidió sus funerales. Aquí también tuvo ocasión de experimentar repetidas veces la gracia del Señor, como aquella visión de la Pasión del Señor un viernes santo, o aquella otra que le permitió seguir desde su lecho, donde yacía enferma unos meses antes de su muerte, la Misa de Nochebuena de la Basílica de San Francisco, motivo por el cual es ahora patrona de la televisión. Su intercesión fue eficaz para muchas personas y, sobre todo, para la entera ciudad de Asís, a la que libró en dos ocasiones de las tropas sarracenas enviadas por el emperador a conquistarla. Los asisanos aún lo recuerdan agradecidos y cada año, en el mes de junio, bajan al santuario, con las autoridades al frente, a celebrar la fiesta del Voto.

Clara murió en San Damián el 11 de agosto de 1253, a los 60 años de edad. Su cuerpo fue llevado enseguida a la iglesia de San Jorge, donde había estado el de San Francisco antes de ser trasladado a su Basílica. Poco después, por orden del Papa, la iglesia fue demolida y transformada en Basílica y monasterio de Santa Clara. A cambio de dicha iglesia, las clarisas entregaron a los canónigos de San Rufino, sus legítimos propietarios, la iglesia de San Damián. 


Un convento franciscano

Poco más tarde, a finales del s. XIII o principios del XIV, el ex-monasterio de damianitas se convirtió en un convento franciscano dependiente del Sacro Convento de Asìs. Por último, en el siglo XV fue cedido a los frailes de la Observancia, y fue entonces cuando se construyeron el claustro, el pórtico de entrada, el rosetón y otras partes del convento, que dan al conjunto su aspecto actual.

Desde el punto de vista artístico, hay que destacar unos frescos de Tiberio de Asís, discípulo del Perugino en el claustro y, en la iglesia, la Virgen con el Niño del ábside, del siglo XII, algunos frescos del s. XIV que recuerdan la conversión de San Francisco y el conflicto con el padre, y un cristo crucificado en talla de madera del s. XVII.


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